
Por segunda mañana consecutiva, programo la ruta en el ordenador de la bicicleta y, por segundo día consecutivo, resulta totalmente innecesaria. En cada giro del camino te encuentras una señal de dirección para ciclistas. Perderse en una ruta emblemática parece imposible.
Despreocupados, salimos de Gante. Esto es irse de mochileros en bici cómodamente. Sin embargo, las ventajas de la visión de conjunto y la libertad, con todas tus pertenencias en la bici durante una semana y sin nada más que carriles bici vacíos por delante. Pero dormimos en hoteles. Anoche estuvimos en el centro de Gante, en un antiguo monasterio donde todavía se puede palpar la historia, a poca distancia del Puente de San Miguel y del río Lys, el Groentenmarkt y el Campanario.
Entonces resulta aún más evidente por qué la ruta que seguimos se llama Ruta de las Ciudades de arte. Pedaleamos de punto en punto de la rica historia de Flandes. De Gante a Brujas pasando por Damme. Y en medio, te espera la interminable campiña. Bordeamos el Meetjesland y cruzamos el Ommeland de Brujas. Prados vacíos en los que, afortunadamente, hoy el viento se ha calmado.